miércoles, 9 de abril de 2008

La pobreza: el principal problema ambiental en el mundo.





“La pobreza es la peor forma de contaminación,” proclamó Indira Gandhi ante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano en Estocolmo en 1972.

Sus palabras, cuya verdad no ha hecho sino corroborarse con el devenir de los años, conmocionaron entonces sobre todo a los países industrializados, donde se concentra la mayor parte de las emisiones que constituyen un subproducto de la riqueza.

Los pobres de todo el mundo sufren más que nadie los daños medioambientales; padecen en proporción abrumadora las enfermedades y muertes causadas por la contaminación; son las mayores víctimas de la degradación de la naturaleza; viven cerca de fábricas contaminantes, de enclaves con residuos tóxicos; sufren de modo extremo la desertificación y la deforestación, y soportarán de forma desproporcionada los efectos del calentamiento mundial.

Sin embargo, comparados con los ricos, los pobres contribuyen poco a la contaminación y al cambio climático. Con frecuencia actúan como agentes directos de la excesiva utilización de las tierras y de la tala de bosques, pero lo hacen empujados por su pobreza y por el desigual acceso a los terrenos. Así comienza para ellos un círculo vicioso que les obliga a destruir los recursos naturales de los cuales dependen y empeorar su miseria. De este modo, tanto el crecimiento de la riqueza como de la pobreza infligen un gran perjuicio a nuestro planeta. En ambos casos, los pobres resultan las víctimas. Un mundo más equitativo sería más sostenible para el medio ambiente, y viceversa. Así pues, podríamos completar el pensamiento de la señora Gandhi, afirmando que “eliminar la pobreza sería una de las mejores formas de protección medioambiental”.

Geoffrey Lean


ACECHANDO LA MUERTE






En 1994, el genial fotógrafo documentalista sudanés Kevin Carter ganó el premio Pulitzer de fotoperiodismo con una fotografía tomada en la región de Ayod (una pequeña aldea en Sudan), que recorrió el mundo entero. En la imagen puede verse la figura esquelética de una pequeña niña, totalmente desnutrida, recostándose sobre la tierra, agotada por el hambre, y a punto de morir, mientras que en un segundo plano, la figura negra expectante de un buitre se encuentra acechando y esperando el momento preciso de la muerte de la niña. Cuatro meses después, abrumado por la culpa y conducido por una fuerte dependencia a las drogas, Kevin Carter se quitó la vida.

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